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HISTORIAS CON FINAL FELIZ

NALA y CORSO Nala (la negrita) es una perrita mestiza de 6 años abandonada por sus dueños. Corso es un setter de un año encontrado de cachorrito vagando por Olmedo (Valladolid). Ambos encontraron refugio en Scooby. Han sido adoptados y viven felices en su nuevo hogar. Su presencia es un homenaje (que no una sustitución) a Nuba, su antecesora, fallecida en diciembre de 2008.

NUBA Esta perrita fue adoptada a través de la bolsa de adopción de la facultad de Veterinaria de la ULE. Era una cachorra de belleza distraida debido a que por "causas médicas" tenía la cola pelada y un aspecto malsano: pulmonía, sarna, otitis, todo tipo de alergias.... ¡Vamos, todo un cuadro! Después de ser adoptada se curó y ha sido muy feliz y muy querida en su hogar, durante toda su vida.

AFRA y DURGA Ambas fueron abandonadas por el dueño de sus padres al mes de nacer. Las trajeron a nuestro local junto con su hermano Ras, con la amenaza de matarlos. Ras fue adoptado por un amigo y ellas se quedaron conmigo. ¡Desde luego, fue lo mejor que pudimos hacer! Lo único que nos han dado han sido muchas satisfacciones.

ARIEL Lllevaba merodeando hambriento en un parque público de Navatejera a la vista de los transeuntes. ¿Cómo dejarlo ahí? Lo recogimos, le dimos comida y un buen baño que restituyó a su pelaje su color natural (de ahí su nombre). Tras comprobar que no tenía chip (un perro vagabundo a todos los efectos y con los días contados según la Ley de protección animal de Castilla y León si recogido por la policía local) nos preocupamos de encontrarle un hogar y... gracias a Israel, Ricardo y Noemí, en menos de 24 horas ya tenía casa. Ahora Ariel se llama Czar y vive feliz en su nueva familia.

ADOPCIONES

TESTAMENTO DE UN PERRO

"Yo, Siherden Emblem O'Neil (a quien mi familia y amigos llaman Blemie) a consecuencia de mi edad y de las enfermedades que me agobian transmito a la mente de mi amo lo que deberá ser mi ultima voluntad y testamento. En el aspecto material, tengo poco que dar, los perros somos mas sabios que los hombres, y no conferimos gran valor a los objetos, los perros no desperdiciamos la vida acumulando propiedades, ni sufrimos de insomnio preocupándonos por como conservar lo que tenemos, y adquirir lo que deseamos. No tengo nada valioso que dar, excepto mi amor y mi fe, y eso lo lego a quienes me amaron.Pido a mis amos, que me recuerden siempre, pero que no lamenten mi partida, durante demasiado tiempo, durante toda mi vida procuré ser un consuelo en los tiempos difíciles, y un motivo adicional de alegria, me resulta amargo pensar que mi muerte pueda causarles dolor.Ahora que estoy ciego, cojo, sordo y hasta mi olfato me falla, siento que la vida me castiga por quedarme aquí más tiempo del conveniente, debo despedirme antes que me convierta en una carga para mí mismo, y para todos los que me aman, será una pena dejarlos, pero los perros no tenemos miedo a la muerte, la aceptamos como parte de la vida ¿Quién puede saber que hay después de la vida? Junto con todos mis compañeros dálmatas que son mahometanos devotos, me gustaria saber que hay un Paraíso en el que siempre es uno joven, donde todo el dia juega uno con hermosas perras llenas de manchas; donde cada hora feliz es hora de comer, un lugar donde todas las noches hay un millón de chimeneas encendidas, y ante las cuales puede uno enroscarse, parpadear, soñar y recordar los viejos tiempos pasados en la Tierra, y el amor de nuestros amos.Pero temo que es demasiado pedir, hasta para un perro como yo. Pero al menos estoy seguro de la paz. Quiero hacer una ultima petición. He escuchado decir a mi ama: "cuando muera Blemie no volveremos a tener otro perro". Por lo que me ha querido yo le pido que tenga otro, no volver a tenerlo, seria un tributo muy pobre a mi memoria. Me gustaría sentir que habiéndome tenido ya no podra vivir sin un perro. A él le dejo mi collar, mi correa, mi suéter y mi gabardina, y una ultima palabra de despedida, siempre que pasen por mi tumba piensen con felicidad: Aquí yace aquel que nos amó". Autor: Eugene O'Neil